Eres

Eres peculiar. Eres seria. Eres infantil. Eres triste. Eres protectora. Eres organizada. Eres fría. Eres distante. Eres melancólica. Eres positiva. Eres incoherente. Eres perseverante. Eres intensa. Eres rara. Eres leal. Eres risueña. Eres fuerte. Eres curiosa. Eres preguntona. Eres inaccesible. Eres descuidada. Eres dejada. Eres analítica. Eres crítica. Eres exigente. Eres payasa. Eres eficiente. Eres un desastre. Eres impaciente. Eres miedosa. Eres mandona. Eres superficial.


Tal vez sea eso. Posiblemente sea también mucho, muchísimo más. Más en positivo, más en negativo.
Somos un caleidoscopio, somos esponjas, somos reflejos de lo que se nos pone delante.

La mayor parte del tiempo, somos actores, respondemos de forma acorde con aquello que creemos que se espera de nosotros, reforzamos la imagen que, de forma consciente o inconsciente, el resto se ha creado de nosotros.

Representamos un papel. Y este no siempre se corresponde con nuestro verdadero rol.



Soy alegre. Soy reflexiva. Soy impulsiva. Soy racional. Soy pasional. Soy precavida. Soy prudente. Soy eficiente. Soy procastinadora. Soy habladora. Soy risueña. Soy payasa. Soy autocrítica. Soy tajante. Soy descreída. Soy desconfiada. Soy inocente. Soy apasionada. Soy desapegada. Soy melancólica. Soy despreocupada. Soy previsora. Soy miedosa. Soy cándida. Soy infantil. Soy entregada. Soy tozuda. Soy oyente. Soy reservada.

Y todos los "soy" que aún me quedan por descubrir...