Carambolas y trabajo

Tú naces, vas a la guardería/te cuidan en casa, vas al colegio, luego al instituto y si eso, a la universidad.

El proceso de elegir qué carrera vas a hacer es todo un mundo en sí mismo. Las decepciones que hay después, son un universo y la variedad de grados de satisfacción que hay una vez terminadas daría para un libro tochazo.

Dejémoslo en que yo también fui a la universidad. Y que escogí la carrera que quería. Bueno, tenía 3 posibles, a cada cual más dispar, que hacían levantar la ceja a los profes de instituto que los últimos días nos acosaban a preguntas para "encauzar" nuestras habilidades/vocación. Una de esas tres me la tiraron por tierra porque "podía aspirar a más", la otra no tenía buenas referencias y la tercera era la gran desconocida.

Obvio, probé lo desconocido. Y sigo con la primera en el punto de mira para algún momento futuro, como lo retomar lo del piano y otras cosas.

Como suele pasar, estudias y luego te crees que vas a encontrar un trabajo molón y a tu medida, una ley que casi nunca se suele cumplir y que al final vas de trabajo en trabajo intentando mejorar (o eso dicen).

En ese campo de buscar algo a cambio de lo cual te paguen, a mí me tocó la lotería, porque al igual que una bola de billar que va rebotando en mil sitios y al final entra limpiamente donde corresponde, mi vida laboral es todo una serie de coincidencias.

Eso sí, no tiene nada que ver con lo que estudié.

Es más, no tiene nada que ver con casi nada digamos "habitual", y no hay forma sencilla de explicar exactamente qué hago a no ser que suelte monólogos de diez minutos de largo. Me los ahorro, termino diciendo algo genérico.

Así que a excepción de tres personas (sí, exactamente tres) si les preguntas un, dos, tres, responda otra vez "¿cómo me gano el pan?" te dirán que... esto... trabajo desde casa, en internet.

Vamos, que me ha tocado el premio al trabajo misterioso.

Así que nada, tú estudias veinte años para estar en una esquina concreta y terminas (por el momento) en otra opuesta.

Eso sí, yo hiper feliz con mi esquinita, con el hueco que encontré para meterme y que me da ahora tantas alegrías y tantas opciones. Como dicen por ahí... ojalá me dure.