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Injusticia

Espera, repítemelo. Recuérdamelo. Di de nuevo ordenadas cada una de las palabras. Hasta la extenuación, hasta que carezcan de sentido.

Pequeña, la vida no es justa. No siempre salen ganando los buenos. No siempre los más honestos se llevan el premio. No siempre amar es suficiente. No siempre esforzarse equivale a conseguirlo.

Pequeña, la realidad a veces te abofeteará con fuerza. Con tanta, tanta brutalidad que te verás en el suelo sin saber cómo.
A veces te clavarán puñales que harán que dejes tras de ti un reguero de sangre.  A veces una mano helada te agarrará el corazón y sentirás que se olvidó de latir.

Pequeña, a veces te robarán la risa. A veces las lágrimas y el sudor solo dejarán surcos en tu cara y no recibirás por ello nada a cambio.

A veces un escalofrío te helará la espalda. A veces flotarás en una nube que te inutiliza, que te envuelve y te deja insensible.


La vida no es justa, es cierto. Pero no puedes abandonar antes de empezar. Aprieta los dientes. Cuando te duela, cuando estés rota, recoge los pedazos. Únelos como puedas , aunque queden huecos entre ellos. Y cuando tengan una nueva forma, no llores pensando en la anterior. No creas que era mejor. No pienses que era única.

Lo verdaderamente único es el cambio. Y si recompones tus piezas tal vez te des cuenta de que ahora caben en ellas cosas distintas que antes no entraban. La vida no es justa pero déjate la piel por lo que quieras. Si ves algo bueno, insiste, lucha, levántante, peléalo.

Pequeña, si apuestas fuerte, puede que ganes algo. Si sueñas grande, puedes quedarte con un pedacito de cielo. Si no tiras la toalla, tal vez algún día lo consigas.

Pequeña, la vida no es justa. Pero en los cambios hay nuevas perspectivas. Manejarás situaciones que nunca pensaste vivir. Adaptarás la lente de los prismáticos para enfocar mejor. Realinearás ilusiones. Y si algún día, aquello que te rompe, crees que merece la pena, lúchalo. Aprieta los dientes, levántate y vuelve al ruedo.

Pequeña, la única batalla que siempre, siempre, se pierde es aquella en la que las armas se tiran antes de empezar.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Inspirador, cierto, auténtico y de algún modo, íntimo.

Tal vez lo que nos mantiene en la batalla es que a veces sí ganan los buenos, sí vale la pena luchar y a veces la incertidumbre del cambio da paso a una perspectiva nueva. Sólo hay que consevar la energía y estar dispuesto a probar.