Suscribirse por correo electrónico
Mostrando entradas con la etiqueta paranoias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta paranoias. Mostrar todas las entradas

De ausencias y otras hierbas

"Estás ausente..."

Lo sé. Sé que parece que no estoy. Es una de esas épocas en las que me apetecería meterme debajo de las mantas y quedarme dormida, hibernando, hasta que me encontrase con fuerzas para enfrentarme al mundo real, para exprimir la vida y aprovechar todo lo que me puede dar.

Ya no puedo esconderme debajo del edredón y esperar a que todo tenga mejor cara. Las obligaciones se imponen, así que me levanto y cumplo con lo que de mí se espera, porque esas obligaciones no desaparecen y reclaman mi atención. Me ocupo de los desbarajustes que he causado últimamente e intento ir enmendándolos.

Pero que nadie me pida conversación, ni que cuente cosas triviales, ni nada. Estoy ausente y perdida... pero sin grandes causas ni consecuencias. Simplemente esos días, esas épocas en que no tengo nada que aportar y todo me cuesta un mundo y parte del siguiente. 

En cualquier momento toda la energía volverá a mí, me sacudiré la pereza y me enfrentaré con ganas al día a día, pero ahora parece que solo brillan las partes más oscuras, que no hay fuerzas para nada y solo la noche con su silencio y su tranquilidad parecen un plan acogedor.

Y mientras no llega esa hora, recupero música que ma animaba y me obliga a seguir, pruebo tés y cafés para que la energía vuelva a mí, intento...

Inconstancia

Tengo bastante fuerza de voluntad, o así es como me veo a mí misma. Otros, desde fuera, lo consideran constancia.

Yo, que conozco la verdad, sé que no lo es. Porque puedo tener la voluntad de seguir adelante, haciendo ciertas cosas que odio... cambiando cada día aquello que quiero. No soy constante, pero sí consigo llevar a cabo la mayoría de las cosas que me propongo.


Soy altamente inconstante. Hoy me gusta esto... mañana me gusta otra cosa diferente. Pasado... pasado no sé. Me agobia, simplemente. YA no soy del todo joven, aunque tampoco lo que se consideraría demasiado mayor, y estoy perdida.

El resto del mundo parece tener su camino. Tal vez estén tan perdidos como yo, pero ellos no lo dicen. Y yo lo digo, pero no me creen. Así que me callo, casi mejor ahorrar palabras.

Y desearía a veces no  ser tan inconstante. Tener un fuerte deseo por algo que me empuje a luchar por ello, sin ese miedo a que mañana deje de gustarme.

Soy inconstante. No sé lo que quiero, ni qué profesión, ni qué tipo de vida. Hoy me gusta ser escritora, tal vez mañana sueñe con una granja de animales como futuro idílico. No sé si quiero quedarme donde estoy, compartir mi casa con otra persona y seguir luchando juntos, o si prefiero hacer una vez más las maletas.

Soy inconstante, pero me queda alguna voluntad. Por ahora no morderé la mano que me da de comer. Pero cada día que pasa aumentan las ganas de librarme de esa atadura y vivir de otra forma mi inconstancia.