Tengo bastante fuerza de voluntad, o así es como me veo a mí misma. Otros, desde fuera, lo consideran constancia.
Yo, que conozco la verdad, sé que no lo es. Porque puedo tener la voluntad de seguir adelante, haciendo ciertas cosas que odio... cambiando cada día aquello que quiero. No soy constante, pero sí consigo llevar a cabo la mayoría de las cosas que me propongo.
Soy altamente inconstante. Hoy me gusta esto... mañana me gusta otra cosa diferente. Pasado... pasado no sé. Me agobia, simplemente. YA no soy del todo joven, aunque tampoco lo que se consideraría demasiado mayor, y estoy perdida.
El resto del mundo parece tener su camino. Tal vez estén tan perdidos como yo, pero ellos no lo dicen. Y yo lo digo, pero no me creen. Así que me callo, casi mejor ahorrar palabras.
Y desearía a veces no ser tan inconstante. Tener un fuerte deseo por algo que me empuje a luchar por ello, sin ese miedo a que mañana deje de gustarme.
Soy inconstante. No sé lo que quiero, ni qué profesión, ni qué tipo de vida. Hoy me gusta ser escritora, tal vez mañana sueñe con una granja de animales como futuro idílico. No sé si quiero quedarme donde estoy, compartir mi casa con otra persona y seguir luchando juntos, o si prefiero hacer una vez más las maletas.
Soy inconstante, pero me queda alguna voluntad. Por ahora no morderé la mano que me da de comer. Pero cada día que pasa aumentan las ganas de librarme de esa atadura y vivir de otra forma mi inconstancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario