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Temer

Caminos que se cruzaron por casualidad, que después tomaron rumbos distintos y que no se sabe dónde irán en un futuro, ni si se volverán a encontrar.

Me asustabas cuando aparecías detrás de mí sin yo haberlo oído. El corazón se desbocaba, todo mi cuerpo se estremecía y tú no entendías cómo podía ser que mi grado de abstracción fuese tanto. A cambio me decías que era silenciosa, que no  lograbas percibir cuándo me movía.

Me contaste que, a ti, lo que más te gustaba era hacer reír a otra persona, que siempre lo intentabas. En aquella época mis sonrisas eran más bien escasas, demasiados pensamientos colisionaban en mi cabeza y no dejaban que se filtrara nada entre ellos. Me dejaban boquiabierta tus relatos, estoy segura que la mitad de ellos eran inventados. Describías una realidad que me era totalmente ajena. Sigo sin estar segura de envidiarla. Demasiado complejo, demasiado volátil y superficial. Era un abismo al que no quería más que asomarme.

No te dije demasiado, no echo a volar fácilmente los pájaros que tengo en la cabeza. Trataste de calmarme, de que inspirase lentamente hasta llenar los pulmones de aire. Enlentecías mis pasos sabiendo que me deseperaba. Me dabas opiniones a destiempo que escondían puñales. Pusiste letras sin sentido a trazos imaginarios.


No se fraguó una amistad. Nunca existió complicidad. Sigo corriendo. Sigo intentando capturar bocanadas de aire.

Pero las normas que me diste, las recuerdo a diario.

Repite conmigo: la primera es "no temas".

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