Era más valiente cuando estabas junto a mí. Era más decidida, sabía que tú me respaldarías. Sabía, simplemente, que podría contar contigo. Era más segura cuando estabas cerca, porque tu presencia estaba cerca, lo hablaríamos, nos reiríamos, o callaríamos y nos entenderíamos en ese silencio.
Eso creía yo.
Hasta que desapareciste.
Entonces fui realmente valiente, porque mis triunfos y mis penas y mis inseguridades quedaron sólo para mí, por mí. Sin esperar juicios externos de valor. Tomando mis propias decisiones. Aceptando mis errores. Compartiendo mis alegrías y mis penas con otra gente, pero primero, sintiéndolas yo misma.
Y ahora creo que es difícil, muy difícil, arriesgarse, saberse como ser único, aun en el medio de todos los que nos quieren.
Siempre hay alguien que nos apoya y nos ayuda. Pero necesitamos aprender a caminar solos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario