Lo sabes, ¿verdad? Porque tienes que saberlo, es imposible que no te hayas dado cuenta. Sabes que cuando te miran ellos ven... no sé, ven otra cosa, ven una imagen que a ti te parece extraída de novela.
Escuchas sus opiniones... oyes sus comentarios como voces a lo lejos y por unos brevísimos segundos, te crees esa fachada. Asumes como propio todo lo que te cuentan, ese reflejo.
Pero... es eso, un reflejo. Y te sientes impostora, te sientes como un estafador pretendiendo ser aquello que no eres. Pero... si ellos se lo creen, ¿habrá un atisbo de verdad? ¿habrá un resquicio de realidad en aquello que perciben? Quién sabe. Tal vez sí. Eso quieres creer, que lo que ven no es todo un engaño, que en algún lugar de ti hay todo eso que dicen. Bueno, si no lo hay, siempre puedes creerlo, siempre puedes crearlo, formarlo, buscarlo.
Es cierto, lo sabes. Sabes que no te ven cuando te miran, ven a través de ti, aquello que proyectas y aquello que anhelan ver, una mezcla de esperanzas, expectativas, de sueños frustrados y aspiraciones futuras. Ven mil cosas, pero no te ven a ti, como tú tampoco los ves a ellos sino a través de ellos. Al final, no vemos lo que tenemos delante, sino aquello ante lo que creemos estar... solo un espejismo más.
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